
FAQ
Preguntas más frecuentes
Los espacios cerrados son más peligrosos por una razón obvia: en situaciones de hacinamiento, existe un mayor riesgo de contacto entre personas sin respetar la distancia física recomendada. Desde el inicio de la epidemia de Covid-19, se ha recordado con frecuencia que el virus se transmite principalmente por gotículas proyectadas al estornudar o toser. Pero también se transmite por aerosoles, microgotas mucho más finas emitidas por el simple hecho de hablar o respirar. En un espacio cerrado con poca ventilación, el riesgo de contagio es mucho mayor. Por ello, el Instituto Pasteur de Lille* realizó pruebas en el laboratorio para determinar la eficacia de los dispositivos en las peores condiciones de uso, es decir, en un entorno cerrado.
El dispositivo Aeriashield, probado por el Instituto Pasteur de Lille, elimina hasta el 99 % del coronavirus humano HCoV-229E en condiciones de laboratorio (95,8 % en 10 minutos para Aeriashield Family, 93,5 % en 10 minutos para Forever y 99 % en 5 minutos para Travel). El coronavirus humano HCoV-229E es un coronavirus diferente, pero de la misma familia que el agente responsable de la COVID-19, el SARS-CoV-2. * Recinto sellado de 1,4 m³ sin renovación de aire.
Nuestros dispositivos emiten un aroma ligero y fresco, similar al que se percibe en el fondo de una cascada o después de una tormenta. Este aroma se debe al ozono que generan, el cual destruye los coronavirus presentes en el aire. En cuanto nuestro generador genera ozono y se dispersa por una habitación, parte de este se degrada en oxígeno. Las reacciones de oxidación con olores también crean compuestos que degradan el ozono. La desinfección (de bacterias, virus, etc.) por oxidación también consume el ozono presente en la habitación. La cantidad de ozono emitida por nuestros dispositivos está muy por debajo del límite autorizado por las autoridades sanitarias francesas. Por lo tanto, no existe ningún riesgo para su salud.
Para validar y verificar la eficacia de nuestra tecnología, realizamos una serie de pruebas en el Instituto Pasteur de Casablanca. La prueba considerada es similar a la "prueba de la jaula". Esta prueba fue definida por la OMS y adoptada como referencia por los países de la Comunidad Europea para medir la eficacia de los productos repelentes de mosquitos.
La prueba de la jaula es la más extrema, ya que requiere condiciones diferentes a las de la exposición normal a los mosquitos. Se deja a los mosquitos sin comer dos días antes del experimento; hay 50 de ellos en una jaula de 40 x 40 cm, y todos son hembras. Los resultados mostraron una eficacia completa, con un 100 % de resultados positivos.
